LA INFLUENCIA POSITIVA DE LOS ANIMALES EN LOS NIÑOS
Los animales pueden jugar un papel sustancial en el desarrollo del niño. Relacionarse con ellos proporciona una gran y profunda experiencia emocional, lo que no significa que todas las familias deban poseer mascota, puesto que hay otras maneras de disfrutar la naturaleza y la vida animal. La concienciación sobre la importancia de proveer cuidados de forma inteligente y asumir la responsabilidad que supone mostrar afecto genuino hacia ellos no reside en haberlos tenido.
Los niños se sienten naturalmente atraídos por los animales; sin embargo, quererlos y atenderlos adecuadamente son prácticas que se adquieren a partir de la educación en casa y en el colegio. Fomentar el respeto y amor refuerza valores como la ayuda al más vulnerable y la necesidad de ser atento, paciente y afectuoso con este. Igualmente, se consiguen, por un lado, una buena base para las interacciones sociales y, por otro, mayor facilidad para expresar las emociones.
Cuando logran amarlos, están cultivando el arte de la compasión y potenciando las habilidades emocionales necesarias para empatizar con otros seres vivos. La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar del otro, de entenderlo y llegar a saber cómo se encuentra y qué le está pasando; por lo tanto, fundamental para convivir con los demás.
Estudios han demostrado que la interacción con animales disminuye la presión arterial e, incluso, reduce la soledad. Además, aumenta los sentimientos de apoyo social y mejora el estado de ánimo. Esto resulta muy útil en casos de autismo, trastornos de déficit de atención con hiperactividad y otras afecciones. Esta sensación de calma lleva a conectar con ellos y así beneficiarse.
En definitiva, si bien los niños parecen gravitar naturalmente en torno a los animales, amarlos y cuidarlos adecuadamente son destrezas que deben ser aprendidas, más que innatas. Depende de nosotros el brindarles esa posibilidad que les favorece.
Cristina Delgado Hitos