LIVING HISTORY
El primer día de clase preguntaba a mis alumnos si les gustaba la historia, esperando que, al menos, algunos de ellos dijesen que incluso la preferían a la Educación Física, la eterna favorita; sin embargo, de nuevo, me encontré con pocos entusiastas en la materia y con la siempre presente pregunta: ¿qué puede haber para que este grupo de espabilados chicos, dispuestos a aprender, se sientan tan atraídos por la historia como yo?
Fue inevitable que acudiese a mi mente el concepto de “Living History” (historia viva), que hace alusión a la recreación de una serie de actividades que nos trasladan a otra época del pasado, a cualquier etapa de la historia y en cualquier lugar, desde una batalla medieval, hasta el día a día de una aldea inglesa que presenció el inicio de la Revolución Industrial. No se refiere meramente a un mercadillo medieval, sino que es algo más: la gente se viste con ropa de la época, realizan talleres artesanales, agrícolas o culturales, y se olvidan por completo del siglo XXI, experimentando una inmersión total que permite conocer cómo era vivir en un momento del pasado.
En mi opinión, resulta muy interesante para los alumnos, favorece que salgan de las aulas y aprecien una experiencia única; sobre todo, es otra forma de aprender mucho más estimulante para ellos. No debemos olvidarnos de que, en una sociedad tremendamente visual, estamos dejando atrás el aprendizaje a través de solo libros y tenemos la suerte de usar cada vez más los recursos audiovisuales, que considero muy importantes para la memoria a largo plazo de nuestros alumnos, ya que, por lo general, siempre recordamos mejor una imagen o un video que un texto. Es, por ello, por lo que creo que este tipo de actividades se deberían fomentar en nuestro país y se deberían crear museos de historia viva que, sin duda, serían una herramienta muy útil para que nuestros alumnos también disfruten de la historia.
Patricia Barranco