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PREVENCION DE LAS CARIES EN LA PRIMERA INFANCIA

Aunque no le concedamos la suficiente importancia, actualmente, es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia con una elevada prevalencia en preescolares españoles. Se caracteriza por la destrucción de los tejidos como consecuencia de la desmineralización, provocada por los ácidos que genera la placa bacteriana. El factor clave para su prevención radica en el hábito de higiene oral diario. Cuanto antes se comience, menores son las probabilidades de que el niño desarrolle caries y otras enfermedades periodontales. Para esto, los padres necesitan información de cómo y cuándo empezar.

Nuestra labor implica mantener, desde el nacimiento, limpias las encías del bebé con ayuda de una gasa o un pañito húmedo, especialmente después de alimentarlo. Apenas tenga algunos dientecitos, podemos utilizar un cepillo de cerdas suaves para lavarlos con agua y una pequeña cantidad de pasta dental. Es obligado comenzar con la erupción del primero (suele aparecer alrededor de los seis meses de edad) dos veces al día, en la mañana y, aún más importante, por la noche. No olvidemos que la leche materna, por el hecho de poseer lactosa, puede producir caries.

Se aconseja que entre cero y tres años use un cepillo adaptado al tamaño de su boca. La cantidad de pasta debe ser equivalente a un grano de arroz. Cuando salgan los molares temporales (las primeras muelas), conviene pasar el hilo por las zonas de contacto entre ellos antes de ir a dormir. A partir de los tres años de edad, ha de aumentarse la proporción de dentífrico al tamaño de un guisante o, para unificar mejor el criterio, a la anchura del cabezal. El cepillado es efectivo solo si lo ejecuta un adulto, por lo que se recomienda dejar que el niño juguetee durante un minuto y sea el padre o la madre quien lo efectúe durante otro, hasta que el pequeño adquiera la habilidad motora adecuada para llevarlo a cabo de manera autónoma y correcta (aproximadamente a los ocho años).

Los dientes temporales, comúnmente conocidos como “dientes de leche”, son esenciales, por un lado, para una buena nutrición y, por otro, para el desarrollo del lenguaje y la autoestima. También actúan de marcadores de posición para los permanentes. Por ello, resulta primordial acostumbrarlo a una buena limpieza dental, con el fin de crearle un patrón de cuidados bucales que lo acompañe durante el resto de su vida.

Begoña Álvaro González

Maestra de Educación Infantil