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IX  CERTAMEN LITERARIO SAN JUAN DE ÁVILA

HAZLO CON UNA SONRISA

Queridos profesores, padres, alumnos y cuantos asistís esta tarde a la entrega de premios del IX Certamen Literario “San Juan de Ávila”.

De nuevo lo hemos conseguido. El preparar juntos este evento, una vez más, es un reto y una demostración de saber trabajar juntos, coordinar las fuerzas, complementarse y ayudarse. Ahora lo han hecho posible los tres centros de Educación Infantil: Virgen del Mar, Virgen Madre y Virgen del Pilar. Gracias por vuestra presencia en este acto y gracias, especialmente, a los tres Directores de los citados colegios.

Como todos los sueños, el certamen nació desde la sencillez y el deseo de transformar nuestro pequeño mundo. Pero todas las obras grandes necesitan del compromiso y la colaboración de muchos; me consta que así se realiza año tras año.

“HAZLO CON UNA SONRISA”, este es el lema elegido para vuestros relatos. Habéis estado acertados pues, según un proverbio popular, “nadie es tan pobre para no poder regalar una sonrisa ni tan rico para no necesitarla”. Una sonrisa calma, cura, anima, alegra y abraza.

Dice Aristóteles que todos los hombres, por naturaleza, persiguen la felicidad. Sin embargo, algunos la buscan fuera en lugar de dentro, que es donde está. Se narra en una antigua leyenda polaca que vivía en Cracovia un rabino judío, llamado Eisik, quien tuvo un sueño en el que se le revelaba que a la entrada del puente de Praga, que da acceso al castillo real, había enterrado un gran tesoro. Y para allá se encaminó. Al llegar, el centinela no le dejó pasar. El rabino le refirió su sueño y el centinela le contestó que él también había soñado que junto a la estufa de la habitación del rabino Eisik, en Cracovia, había un gran tesoro. Allá volvió el rabino. Cavó junto a la estufa y allí estaba. ¡Fue a buscarlo tan lejos y lo tenía dentro!

Muchos buscan la felicidad en cosas exteriores y no está ahí, sino en nosotros, en nuestra alma. Declaraba Lacordaire: «la felicidad es privativa del alma» y la paz interior solo la puede dar Dios. Nuestra fe cristiana nos aporta motivos para sentirnos siempre alegres por esa cercanía y presencia de Alguien más grande, que sabe cuáles son nuestras circunstancias y nos quiere de forma entrañable. Esta alegría es gratuita, produce paz y gozo en al alma, no se traduce exclusivamente en una sonrisa “Profidén”.

El mundo que nos rodea no puede proporcionarnos esa alegría pues no la posee. Nuestro mundo vive triste y sin esperanza porque no tiene a Dios. (Ef 2,12). Carecer de Dios es la más grande desgracia para el hombre de todos los tiempos. Y es que, de algún modo, el Señor está presente en nuestras sonrisas cuando brotan de la verdad interior, cuando ayudan a llevar la cruz de cada día y a contagiar el entusiasmo que nace de ofrecer la vida y celebrar ese don cada día. Os invito a ser testigos de esta ALEGRÍA, a comunicarla, a contagiarla en vuestro entorno.

Señalaba el famoso literato Alejandro Casona que “no hay ninguna cosa seria que no pueda decirse con una sonrisa”. Y el famoso escritor ruso León Tolstoi asegura que “la sonrisa es el idioma general de los hombres inteligentes. Solo son tristes los tontos y los delincuentes”. Por eso, esta alegría únicamente son capaces de recibirla los sencillos, los humildes, los pobres. Los once colegios de la Fundación están llenos de alumnos inteligentes que saben vivir y sembrar la verdadera alegría.

Queridos alumnos, como en años anteriores, nos habéis sorprendido por vuestra capacidad de descubrir tesoros en el corazón humano. Siempre se es más feliz en dar que en recibir y ¿quién no puede entregar una sonrisa, un detalle, un gesto alegre al que se encuentra cada día? Si pones tus cualidades al servicio de los demás, estarás construyendo un mundo más humano y otros te seguirán. Y, al hacer ellos lo mismo, ambos saldréis beneficiados. Cuentan que después de una batalla un soldado quedó cojo y otro, ciego. Se pusieron de acuerdo. El ciego cargó con el cojo y el cojo dirigía al ciego. Con esta solidaridad se conseguiría  mucho porque, a pesar de que ninguno de nosotros es perfecto, entre todos nos completamos. Una de las cosas que puedes poner al servicio del prójimo es tu simpatía. A esto se le llama en vuestra tierra andaluza «tener ángel», es decir, tener belleza de alma, simpatía, bondad, amabilidad, sencillez; saber consolar, echar una mano, escuchar.

¡Que paséis una tarde inolvidable disfrutando de vuestro reconocimiento!

Quiero terminar rezando una oración con todos vosotros; es del santo del buen humor, Santo Tomás Moro, un gran humanista, amigo de Erasmo y de Luis Vives. Mártir por mantenerse fiel al primado del Romano Pontífice, fue encarcelado en la Torre de Londres, aunque conservó hasta el final su sentido del humor, confiando plenamente en el Dios misericordioso que lo recibiría al cruzar el umbral de la muerte.

 

Concédeme, Señor, una buena digestión,

y también algo que digerir.

Concédeme la salud del cuerpo,

con el buen humor necesario para mantenerla.

Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar

lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante

el pecado, sino que encuentre el modo de poner

las cosas de nuevo en orden.

Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,

las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no

permitas que sufra excesivamente por ese ser tan

dominante que se llama: YO.

Dame, Señor, el sentido del humor.

Concédeme la gracia de comprender las bromas,

para que conozca en la vida un poco de alegría y

pueda comunicársela a los demás.

Así sea.

 

Mª Pilar Seoane Sánchez

Directora